El término funcionalismo lingüístico hace referencia a una serie de corrientes lingüísticas que parten de los mismos principios teóricos, aunque poseen modelos de análisis muy diversos.
El principio básico del
funcionalismo es la consideración del estudio de una lengua como la
investigación de las funciones desempeñadas por los elementos, las clases y los
mecanismos que intervienen en ella; consecuentemente, con esta importancia de
la función, el funcionalismo entiende que el estudio de un estado de lengua,
independientemente de toda reflexión histórica, tiene valor explicativo y no
solo descriptivo.
Glosematico:
La
glosemática es la teoría lingüística elaborada por el lingüista danés Louis
Hjelmslev que tiene por objeto explicitar las intuiciones profundas de
Saussure. Es una teoría formalista que no implica una negativa a considerar el
contenido, sino que pretende dar una descripción formal a los hechos de
significación. La glosemática atribuye, por tanto, un papel central a la forma,
depurada de toda realidad semántica o fónica, y relega a un segundo plano la
función, sobre todo el papel que el lenguaje representa en la comunicación,
pues ésta está ligada a la sustancia.
Hjelmslev
parte de dos ideas saussureanas que se unen en la teoría del signo: el lenguaje
no es sustancia sino forma; toda lengua es, a la vez, expresión y contenido.
Sin embargo, quiere ir más lejos que Saussure en lo que se refiere a la
oposición entre la forma y la sustancia, puesto que las unidades lingüísticas
deben existir independientemente de la realidad del sonido y del sentido para
que puedan proyectarse sobre esa realidad
Contextual:
El
modelo contextual de Edward T. Hall pretende explicar cómo afecta el contexto,
la administración del tiempo y el espacio en la comunicación intercultural, es
decir, la comunicación entre culturas. Edward T. Hall fue un antropólogo
relevante en la psicología social de la comunicación que hizo grandes
descubrimientos sobre la clave de factores culturales, concretamente los
factores del contexto cultural y comunicativo.
En este
modelo contextual se tiene en cuenta la contextualización de la comunicación:
dado que el ser humano se encuentre ante multitud de estímulos perceptivos a
los cuales es imposible prestar atención en su totalidad, la cultura actúa como
pantalla que selecciona a qué estímulos prestar atención y cómo interpretarlos.
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